Para quienes no hayan escuchado de este juego, es un souls-like que sirve de “continuación” al Lords of the Fallen (2014). En su momento, se criticó al LotF 2014 por ser una especie de “querer y no poder” de lo que era en ese momento la fiebre souls, de hecho, salió el mismo año que Dark Souls II para hacerle la competencia. Pues no fue así, ese primer juego fue recibido con poco cariño. Años más tarde anunciaron lo que hoy en día es el Lords of the Fallen (2023) que pasó por ser una continuación, para ser un reboot y, finalmente, convertirse en una continuación muy separada que lleva el mismo nombre a manera de reboot. Confuso ¿no? pues este juego pasó por un infierno durante su producción ¡lo cual hace que sea aún más milagroso lo bueno que es!

Tampoco voy a tapar el sol con un dedo: el juego tiene sus problemas. El primer y principal problema es la caída de FPS en ambientes cargados, ya sea con colores, destellos o cantidad de enemigos, en mi caso, donde había fuego, había caída. Eso es importante tenerlo mentalizado si lo vas a jugar, porque es posible que no se caigan los FPS, pero en la gran mayoría de los casos, los jugadores se han encontrado con esas caídas. Pueden ser un poco fastidiosas, pero a mí no me mataron nunca por eso (me mataban por manco).

Otra cosa que podría haber sido mejor es la variedad de enemigos y un poco la variedad de elementos de esos enemigos. Durante la mayoría del juego encontré enemigos de fuego, aunque hubo un par de zonas especiales como la de hielo y la de veneno, en el resto del mundo abunda el fuego y en segundo lugar el daño sagrado, por lo que, al equiparte contra daño de fuego o daño sagrado, ya ibas bastante protegido en general. Los peregrinos y los perros estaban en todas partes, aunque a veces no tienen mucha cabida en el ambiente por el que estamos pasando. No pasa así con los jefes, que me parece que estaban bastante variados y tuvieron una curva de aprendizaje bastante adecuada. Algunos de los minijefes pasan a ser enemigos de a pie en los mapas más avanzados en la historia del juego.

Ahora bien, empieza lo bueno. De entrada te digo que es diferente a los souls en cuanto a que tienes una “segunda oportunidad”. Me refiero a que cuando mueres por primera vez, vas al Reino Umbral, donde aparecerán unos enemigos que acompañarán a los que te mataron. La mecánica de cambiar de reinos me pareció una innovación bastante impresionante, algunas zonas eran accesibles únicamente a través del reino umbral, por lo que aprendes a hacer las transiciones oportunamente puede darte más recompensas que simplemente acceso a continuar con la historia. Aunque me ponía nervioso entrar en el reino umbral, tiene sus ventajas, así que les aconsejo que se arriesguen, pero siempre tengan en cuenta los puntos para volver al reino mortal, porque con el tiempo, el reino umbral se va convirtiendo en un lugar cada vez más hostil y con sus propios enemigos especiales. Sin ser spoiler, la Madre Pútrida del umbral pasa muy desapercibida y realmente es una antagonista con mucho peso.

Otra cosa que me encantó: el daño de atrofia. Se lee como que estoy metido en la onda BDSM, pero no (o sí jajaja), lo importante de este daño que es que permite regenerarse pegándole a los enemigos. En el reino umbral casi todo el daño es de atrofia. ¿Qué desventaja tiene este daño? que si recibes un golpe, por más pequeño que sea, pierdes toda la barra de vida atrofiada sin oportunidad a regenerarla.

Seguimos con las cosas que me gustaron y no podría pasar por alto lo espectacular que se ve. Sin ponerme técnico (porque yo no entiendo de eso), las vistas son increíbles, el diseño de los enemigos (a nivel visual) es muy bueno. Es un juego muy oscuro en su lore y lo refleja en toda la estética del juego, lo han cuadrado perfectamente. Me perdonarán que no tenga buenas capturas, pero siempre se me olvida sacar fotos mientras juego.

La historia también es bastante buena. Obviamente tuve que ver un resumen en YT porque me es imposible conseguirlo por mi cuenta con lo manco que soy, es más, el lore de los objetos te pide cierto nivel bien sea resplandor o infierno para poder leer la descripción. A lo mejor eso obligaría a jugarlo una vez más, sin embargo, a mí no me gustó mucho la idea, lo pasé con una build de fuerza, entereza y vitalidad, por lo que el lore de muchos objetos se quedó en las sombras.

Hablando de objetos, los equipos tienen una gran importancia! No tanto las armas, porque al llevarlas al máximo, siempre y cuando se adapte a tu forma de jugar, las armas siempre cumplen su función, pero las armaduras vale la pena adaptarlas a cada parte del mapa por el que estés pasando, porque se nota muchísimo esa mejora a las defensas y a las resistencias, de hecho, es posible que quieras sacrificar defensa física tradicional por resistencia a la ignición o al veneno, te darás cuenta de que aunque te peguen, la vida no te baja tan rápido si tu resistencia a los efectos dañinos es alta. Así que estar cambiando las armaduras, cascos, guantes y grebas y combinando según las resistencias que necesitarás.

Es posible que la experiencia ganada con Dark Souls III y el avance que tuve en Demon’s Souls me haya dado cierta comodidad a la hora de entrar en LotF (2023), el juego es demandante hasta cierto punto, no es lo más difícil que haya jugado, pero la verdad está bastante disfrutón. El juego es difícil en muchas partes y complejo en lo justo, pero bajo ningún concepto es injusto contra el jugador.

Mi recomendación es que si estás buscando una experiencia souls-like, pero con mecánicas innovadoras, te invito 100% en que le des un chance y te enteres en carne propia de lo que este juego (que no tenía ningún derecho de ser tan bueno) te “alegre” el corazón gamer que llevas en el pecho.